Las nuevas teorías que la física cuántica hoy día nos ofrece, están diluyendo con gran premura toda nuestra consciencia, de lo que hasta ahora hemos venido llamando realidad. Las leyes que dirimen el mundo físico, parecen quedar inservibles para el mundo cuántico o esencialista. Pues es así cómo la física cuántica nos invita a observar el mundo, desde su más extricta esencia.
Una de las situaciones que más me sorprenden, sobre sus afirmaciones, es la posibilidad de influir en el pasado y en el futuro, desde nuestro presente. Un ejemplo:
"Hasta ahora, teníamos la consciencia de que la acción del presente, osea, recoger nuestra mesa de trabajo, tenía una influencia en nuestro futuro. Mañana cuando llegue al trabajo, mi mesa estará recogida. No tendré que recogerla nuevamente. En su contra, si no lo hago, tendré que mañana recoger la mesa". Esto es una acción presente, que modula levemente el futuro.
Pero ahora, los científicos nos dicen, que nuestro presente, puede cambiar nuestro pasado, en la misma proporción que nuestro futuro. Esto aún, personalmente, no entra en mi cabeza. Cómo una acción del presente, cambia algo que ya está hecho. Rompería con la ley tácita, "Lo hecho, hecho está. No tiene solución."
Mas, la causa de este artículo, no radica en esta teoría. Si no en la siguiente.
Tal vez mi presente, y mi pasado, esten y estuvieron condicionado con mi futuro.
Tal vez recoga hoy la mesa, porque esté en este momento, condicionado por mi futuro, que no desea recoger la mesa, y se lo manda a su yo pasado. Sería el presente futuro, modificando el pasado presente nuestro.
Esto otorga una visión de la realidad en esencia, muy distinta a la que hoy día advertimos.
¿Dónde estamos, en hoy, o en el mañana?
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