El mito del santo grial, la memoria de Jesús y las leyendas del rey Arturo y sus caballeros, han dominado a lo largo de veinte siglos, la consciencia, el comportamiento, la cultura y las vidas de los hombres y mujeres de toda Europa.
La mezcla que surgió en la religiosidad europea medieval, es un punto de inflexión a través del cuál, todas nuestras vidas se vieron influenciadas. El dolor por la muerte de un familiar y la idea de una mejor vida, en el más allá, modulan drásticamente cada paso de nuestra existencia. Y es hecho, está dirigido por la fe en Dios, marcada por todas las religiones, y cada mandato, orden, costumbre o ley de este Dios o religión, se convierte en algo incuestionable para el individuo. Llegando a modificar su forma de vivir, de comportarse, de amar, de trabajar, de investigar...
la caballerosidad del hombre hacia la mujer, es un claro ejemplo de la herencia cultural que supuso la existencia del culto griálico y artúrico en la medieval europa. También la forma de construcción de los templos, surgiendo el arte gótico fue una materialización de estas ideas. Toda la amalgama de religión, credo post-muerte, leyendas artúricas y bíblica, hacen un cocktail por el cuál, se filtran todas las acciones que el individuo realiza en su vida, tanto de forma directa, como indirecta, al verse afectado el ser, por las circunstancias y realidades que rodea al individuo, las cuáles muchas veces están dominadas por estas herencias culturales,
Son por estas razones, por las que es importante descubrir el origen y la Verdad del credo religioso e histórico del Enigma del Santo Grial.
Los libros medievales del Perlesvaus, de autor desconocido, el Perceval de Chretien de Troyes, Perzival de Wolfram von Eschenbach, o la muerte del rey arturo, de Thomas Malory, son ejemplos de la amplitud de esta corriente literaria y cultural por toda Europa, la cuál marca un canon constante, la caballerosidad como conquista de honores que el hombre ha de retomar en su vida, como la búsqueda del Santo Grial.
El Santo Grial, por formación más popular, aunque no única, es la copa que recogió la sangre que Jesús derramó por el costado, en la crucifixión, tras recibir la lanzada de Longinos. Copa que tomó José de Arimatea, convirtiéndose así en el titular de todo el rito griálico, al traer la sagrada copa, con la sangre de Cristo, a Europa.
De este ideal cristiano, también ha surgido otra visión del Santo Grial. Esta otra forma de lectura, nos indica que José de Arimatea realmente trajo la sangre de Jesús a europa, pero no solo su sangre física, si no su sangre familiar. La descendencia de Jesús, que él tuvo tras los desposorios con María Magdalena. Naciendo así la descendencia griálica, o de Sangre Real. Raíz verbal, de donde procedería el término Santo Grial en lengua francesa, Sang Rial.
La importancia de la descendencia de Jesús, ha causado un revuelo teológico en la actualidad, desde la visión más religiosa que se pueda tomar de ella. Sin caer en otros aspectos, que sí fueron más que importantes en los años en que estos hechos pudieron suceder. En los años 40 y 50 de nuestra era.
Y es que, en aquellos días oscuros, donde la cristiandad comenzó a surgir, hasta llegar a nuestros días, aconteció una historia que dominó este nacimiento religioso, por pocos conocida.
Son hechos incuestionables, que tras la crucifixión y resurrección de Jesús, muchos judíos comenzaron a propagar el mensaje de Jesús, y sus enseñanzas, surgiendo en Israel una comunidad cristiana, llamada la Iglesia de Jerusalén, encabezada por Santiago el justo, hermano de Jesús, y que esta iglesia, según consta en escritos de la época, fue organizada y dirigida por unas personas llamadas “Desposynis”, que significa “Familiares del Señor”.
El obispado de Roma tomó competencia en la expansión ideológica de la nueva religión surgida, y eliminó a la iglesia de Jerusalén, la cuál exigía que toda la cristiandad apuntara hacia tierra santa, y no hacia Roma. Finalmente, la aún Roma imperial notificó ordenes militares, para acabar con los llamados Desposinis, y así limpiar la senda para la egemonía de la actual iglesia católica Romana, que surgió de las sombras de la iglesia de Jerusalén.
El inicio de estas vicisitudes, surgieron en los años 50, en el llamado “Concilio de Jerusalén”, a partir del cuál, se observa de forma histórica la verdadera importancia que supondría la existencia de una descendencia de Jesús. Una línea directa de Desposinis, quienes serían los imnegables Papas de la iglesia Cristiana, la cuál sería situada en Jerusalén. Todo un quebranto para la situación religiosa actual, del papado romano.
¿Porqué las historias del Santo Grial, surgen en la Edad media?.
Es una pregunta pocas veces realizada. ¿Por qué este mito de sangre sagrada, y de descendencias familiares papales, surge mil cien años después al principio de toda su problemática?.
En primer lugar, la visión histórica puede informarnos de una causa principal. La orden militar de matar a toda aquella persona que perteneciera a los llamados Desposinis, y quemar sus libros genealógicos.
En segundo lugar, por un hecho capital. Las cruzadas.
Mil años después, la cristiandad europea estaba henchida de un deseo y de un espíritu, reconquistar tierra santa. Una vez más, la cristiandad no miraba hacia Roma, si no nuevamente hacia Jerusalén.
Se dice que aquella iglesia de Jerusalén, era monástica, y que todas las ordenes monásticas son herederas de aquella inicial, dispuesta por los Desposinis. La orden de monjes militares, del Temple, custodiada por los monjes del Cister, de san Bernardo de Claraval, fueron los grandes impulsores y señores de las cruzadas. Tal vez, para instaurar, como hicieron, un rey en Jerusalén, de descendencia Desposini, como parece que fue el rey franco-merovingio, Balduino, y instaurar una iglesia monástica en Jerusalén, con miembros desposinis, protegida por los templarios. Tal vez fue este el ideal que nunca los libros de historia y caballería, nos ofrecieron sobre las cruzadas, y sobre las supuestas herejías y desconfianzas del clero romano, hacia los templarios.
Pero surge en todo esto un nuevo idilio. ¿Por qué se dice que los templarios perseguían unificar las religiones en una, y que ellos tenían los conocimientos necesarios para hacer de esta empresa, un éxito?.
Esta pregunta, merece un reposado análisis histórico, a través del cuál, advertimos cuáles pudieron ser estos conocimientos, y las causas por las cuáles, las religiones podrían ser unificadas.
PARTE 1. LA UNIFICACIÓN RELIGIOSA.
La orden templaria tuvo una realidad en su vida, que dominó toda su existencia. La ausencia de lugar fijo de estancia, haciendo que el camino, el viaje y conocer el mundo, fuera su realidad más dominante. La orden se expandió desde Francia, hasta Tierra santa y Egipto. Esta expansión militar, trajo con ella la conexión cultural con muchas regiones y culturas distintas, las cuáles eran vistas, estudiadas y juzgadas bajo un solo punto, la ideología cristiana griálica, que dominaba los espíritus de todos los miembros tanto de la orden, como de las cruzadas. Tanto cristianos como musulmanes.
Y fue aquí, donde ellos tuvieron que advertir de primera mano, lo que después la historia con la actual globalización, a conseguido también observar. Las equidades intraculturales, que han existido siempre.
¿Cómo consiguieron estudiarlas y conocerlas?.
La conexión que la orden del temple hizo con la cultura musulmana, especialmente en Egipto, fue el punto de inflexión para estos estudios y hallazgos culturales o teológicos, según se quiera ver. Ya que la expansión islámica, había sido tan grande, que bañaba más de medio mundo. Toda África, Asia y parte de Europa. Principalmente el sur de la península ibérica. Pocos aún se han preguntado, ¿por qué fue el último bastión mozárabe Andalucía, de toda Europa?, ¿ y si no fue un simple hecho militar, como hoy es juzgado?.
Muchos eran los nobles que finanziaban las cruzadas, y muchos eran los sabios quienes idealizaban los hechos y las causas de las cruzadas. También fueron muchos de éstos, los que vieron en esta expansión europea, hacia tierra santa, una reiteración de las campañas de Julio César, y principalmente, de Alejandro magno. Tomando a las cruzadas como un idilio de Helenización europea, hacia tierra santa. Y era este el espíritu religioso de las cruzadas. Cambiar la cultura mozárabe, supuestamente errada, por el credo cristiano. También Alejandro Magno tomó a las culturas conquistadas como salvajes, partiendo del ideal que la cultura griega era la más perfecta, y a la que todo hombre debía de encaminarse, para conseguir bien la perfección, desde el ideal helénico, como la salvación espiritual, desde el ideal cristiano de las cruzadas. Por lo que la orden del temple se mitigó también con los recuerdos culturales de los mitos clásicos, donde el sol y la luna, fueron adorados, como también la sabiduría, como una encarnación de Atenea. Y Jesús fue un Apolo.
Las equidades culturales que hallaron los cruzadas con el islamismo, el cuál ya bebía también de las corrientes orientales de la india, la cuál había sido conquistada, fueron las mismas, que los clásicos sabios habían advertido en sus viajes a Egipto. Hesíodo comparó los dioses egipcios con los griegos, emulándolos en una equidad cultural casi idéntica. Esto volvió a ocurrir entre la cristiandad y el islamismo indú, sin olvidar la pauta principal y más dominante, al hallarse en tierra santa, el judaismo.
El propio nombre de la orden templaria, radica en el corazón del judaísmo, y su adoración al Templo de Salomón.
Cualquiera que lea la Biblia, y después el Corán, advertirá que son libros heredados de la Torá judaica, y narran las mismas historias. Y que el dios yahvé es el mismo dios que aunque llamado Alá, aparece en el Corán, realizando los mismos hechos.
Jesús es llamado Isá, Moisés es llamado Musa, y Dios es llamado Alá. Pero los hechos son los mismos. Pero, gracias a los contactos con la india, que el islan tuvo, junto con Egipto, la orden templaria y los sabios europeos, de espíritus helenísticos, alcanzaron un prisma comparativo más amplio que la permitida por los libros sagrados del monoteismo. Y compararon la Biblia y sus ideales, con los libros egipcios, cananeos, iranies e indios. Y aquí las equidades fueron insultantes para los creyentes fanáticos, surgiendo tal vez las calumnias de herejía.
El jardín de Edén, donde Adán y Eva vivieron, aparece en los textos cuneiformes de Sumeria, los cuáles fueron en el tercer milenio antes de cristo, la fuente inspiradora de las culturas babilónicas, acadias y hebreas. Tal vez, también de la egipcia. Como también el diluvio y el arca de Noé.
Estas equidades, vistas desde los nobles helenísticos de la época de las cruzadas, fueron también comparadas con las culturas clásicas, que ya herodoto en sus trabajos, estudió y realizó. Y el jardín de Edén, se observó como el Jardín de las Hespérides de Hera y Atlas.
El niño recién nacido, tirado al río en un cesto, y que después sobrevive, es la raíz de la historia de Moisés. Pero también es la raíz intuitiva para el indú, de la historia de Radeya, un héroe sagrado de la India, que aparece en el libro sagrado del Mahabarata, como hijo del sol.
Y ya puestos a advertir equidades, Radeya, como hijo del sol, también tenía su raíz egipcia, ya que el dios sol egipcio, era llamado Ra.
La mano de Fátima, hija del profeta Mahoma, para el islam, no era netamente islámica. Si no también era una trascendencia cultural de la presencia en la India, donde la mano simbolizaba a la esposa única de los cinco pandavas. Los cuáles eran simbolizados por cada dedo de la mano, y su esposa, era la palma que los unía como a un solo ser.
Mas el espíritu central de la espansión islámica por más de medio mundo, no se hallaba en tierra santa. El impulsor del gran enemigo de la cristiandad medieval, no surgió desde la enemistad hebrea, si no desde las tribus bereberes del Sáhara. Muy lejos de tierra santa y de Roma.
Y es en estas regiones, dominadas por las cordilleras del Atlas, donde ahora, en el siglo XXI, podemos advertir unos secretos prehistóricos, que dieron lugar a las culturas mediterráneas, que nunca se tuvieron en cuenta. Y tal vez, los templarios fueron conocedores de estos secretos sagrados, para los bereberes, en los días de las cruzadas, y en sus relaciones con el islam.
Hoy día conocemos la presencia de la cultura ibero-mauritana, que surgió en el norte de áfrica, por todo el mar Mediterráneo, tras mezclarse la cultura atariense africana, y la cultura íbera. Hecho que sucedió en el lejano 10,000 a.C., fecha que acontecía el final de la última glaciación, empujando al hombre con cambios climáticos, a moverse por el mundo. Antes de esta fecha, el Mediterráneo era una zona firme, y usada para la edificación de pueblos y ciudades, con subsuelos húmedos, para siembras y lagos de agua dulce, dominados por la cultura ibero-mauritana, como fue el actual Mar muerto. Pero, cuando esta cultura tenía ya más de cinco mil años, en el 4,500 a.C., el derretimiento glacial llegó a su fin, los mares recuperaron las aguas robadas por el frío glacial, y el Atlántico saltó la valla geográfica existente en el actual estrecho de Gibraltar, ahogando a todas las ciudades que habían surgido en la cuenca del Mediterráneo, donde iban a parar todos los ríos de Europa y África. Ríos de agua dulce para la siembra.
La expansión ibero-mauritana del 10,000 a.C., surge por toda África porque el Sáhara, debido al cambio climático que propició el fin de la glaciación, se había convertido en una espesa selva. Y el suelo inerte y ausente de vida, ahora era un vergel que otorgaba todas las necesidades de una vida rica. Esto hizo que los habitantes de España, los cuáles eran de culturas milenarias, a recordar Atapuerca, del 750,000 a.C., o Altamira, del 18,000 a.C., viajaran hacia el sur, saltando el Estrecho de Gibraltar, el cuál aún no estaba ahogado por aguas atlánticas, y dominara toda la zona sahariana y norte de áfrica.
De esta confluencia cultural, entre íberos y atarienses, surge tanto la ibero-mauritana, antes contada, como la Bereber. La cuál se expande a la vez de la ibero-mauritana, pero más al sur, bajo los montes Atlas.
La pintura rupestre del desierto líbico de Tassili, presenta claras equidades con la pintura rupestre íbera, tanto del sur peninsular, como del levante, las cuáles eran herederas de la norteña, donde se dió la pintura de Altamira. Convirtiéndose así esta cultura norteña, en la raíz más ancestral de la cultura ibero-mauritana y Bereber, que como ahora veremos, se convierten en los verdaderos orígenes de la cultura sumeria e india, que son cunas de las culturas conocidas ya por la historia escrita, como Egipto, Grecia, Roma o Israel. Las que dominaron la relación cultural griálica y de las cruzadas.
Platón nos habló de la Atlántida, através de un mito escuchado por Solón en Egipto. O sea, era un mito egipcio, el cuál se repite en la cultura etíope, país situado al sur de Egipto, y en la cultura Bereber, quienes afirman que Ti-hinan, la gran princesa gigante de los bereberes, era una descendiente de los reyes atlantes. ¿Los bereberes adorando a un descendiente monárquico legendario, como en la edad media hacían los cristianos, con el santo grial?.
Una nueva equidad ideológica, en estos dos bandos, podemos ahora pensar. Pero tal vez, no fue una simple equidad ideológica. Pero sigamos con nuestro viaje.
Las expansiones bereberes e ibero-saharianas, llegaron hasta la India, pasando por Egipto y Arabia. Pero cuando el océano Atlántico en el 4,500 a.C. Ahogó a todas las ciudades de la cuenca medieterránea, formándose el mar actual, trajo un nuevo cambio climático, haciendo que el agua salada del Mediterráneo cambiara el sustrato húmedo del viento norteño del Sáhara, y lo que fue durante cinco milenios, una selva, se convirtió nuevamente en un yerto desierto, matando a toda la cultura que allí surgió, y solo los Bereberes consiguieron vivir en aquellas cruentas exigencias de vida, otorgándose el título de príncipes del desierto.
Pero muchos volvieron al norte, de donde todo el movimiento prehistórico había surgido, y muchos otros se dirigieron hacia el este, pues la desertización se inició desde el oeste, y las gente huyendo de ella, llegaron hasta arabia, hasta la cuenca del Tigris y Eúfrates, donde por sus ríos no les tocó la desertización, como a Egipto, que por el río del Nilo, también pudieron subsistir. Y al cobijo de estas aguas, muchos de la cultura ya caída, consiguieron sobrevivir, formando nuevas ciudades que recordaban al gran imperio pasado.
Esta historia da forma a todas las equidades culturales que surgen a lo largo del Mediterráneo y por la india, ya que estas culturas comparten un mismo origen regional. El Estrecho de Gibraltar, corazón último de la expansión islámica medieval, dirigida por los Bereberes.
Ahora podemos ver, que no fue casual que Andalucía fuera el último bastión islámico de toda Europa.
El dios egipcio Amón, se halla en la cultura Wanche de Canarias, de origen bereber, o los carros egipcios se hallan dibujados en piedras saharianas, del 6.000 a.C., cuando Egipto no existió hasta el 3.000 a.C., o la figura del unicornio griego, también está en la pintura rupestre bereber. E incluso los arqueólogos piensan, que la pintura rupestre íbera y bereber, es roja, no por necesidad, si no por culto al ocaso del sol. Haciendo que todas las culturas prehistóricas surgidas de Altamira, tanto la levantina, sureña, ibero-mauritana y bereber, fueran solares. Y es que los bereberes, hoy islamizados, pero que tenían su propia cultura prehistórica, que aún en ideales subsisten, llamaron al Sol Ti, que significa Ojo celestial o sagrado. En Egipto, también se adoró al Sol, el amon wanche fue el dios padre solar de Egipto, el sol Ra dominó como padre de todos los dioses, el panteón egipcio, y en la india, el sol ra se convirtió en el padre del niño que en un cesto fue tirado al sagrado río Ganges, llamado Radeya. Pero este Ti bereber, también tiene su raíz en la Biblia y en el Corán, con la esposa de Adán. Eva, que significa Vida. En los textos sumerios y hebreos, Eva nace de Ti. En Sumer, Ti es una diosa, dama de la vida, y Eva significa Vida. Tal vez hija de la diosa. Pero la Biblia dice que nació de la costilla de Adán, y es que en hebreo, costilla se escribe Tii.
Tal vez el origen fue que Eva era considerada una hija de Ti, y era de sangre Bereber. Al igual que Radeya. Pues es impensable que alguien sea hijo del astro solar. Pero si es hijo de un príncipe bereber... se podría considerar que es hijo del sol, el dios titular de su familia.
También Akenatón, el faraón egipcio considerado hereje para su cultura, que edificó Anarma, se proclamó hijo del Sol, a quien llamó Atón. En el año 2010, un análisis genético de la momia del faraón extrajo que Akenatón era de orígenes cantábricos. Su adn es originario del norte peninsular y de Inglaterra. ¿De Altamira?, al igual que su hijo Tutankamon, nacido de una hermana del faraón, no de una de sus esposas, según confirma el análisis mitocondrial del adn del joven faraón, y último de la dinastía XVIII.
¿Fue Akenatón el moisés bíblico?. Es un hecho aún no demostrable al 100%, pero muy repetido, ya que fue en Anarma, la ciudad de Atón, donde se halló un texto sagrado que recoge al completo el salmo 104 que siglos después, el rey david escribiera, y que se halla en la Torá y en el Antiguo Testamento.
Si Akenatón fue un príncipe bereber o íbero, al igual que Eva, ¿de dónde extrajo el nombre Atón, para el dios Sol?.
Aquí hallamos el punto de inflexión de todo el misterio religioso monoteísta, y de las descendencias familiares sagradas, que es el corazón de toda la Biblia, que narra la historia de la familia nacida de Adán y Eva, de forma cuidadosa y de una exigencia genealógica incuestionable.
Egipto conocía el mito de la Atlántida, y los bereberes afirman que su princesa era descendiente de los príncipe Atlantes.
No podemos pensar que el término Atlántida sea griego, pues no es su origen como podemos ver. Es bereber. Y es en esta cultura, donde hallamos el término sagrado Antal an Ti, que significa por donde el ojo sagrado, (Ti), se oculta o es sepultado. El lugar del ocaso. Tal vez, del término sagrado bereber, Antal n Ti, proceda el Atlantis de Platón. Tal vez la historia platónica, de la civilización ejemplar ancestral, y ahogada por una inundación, y que quiso conquistar Egipto y Grecia, por lo que ambos países se unieron en la antigüedad, para su defensa, fue la civilización ibero-mauritana que pereció en la formación del Mediterráneo, y que su capital estuviese en el sur peninsular íbero, en la zona más occidental. Como ahora National Geografic afirma, advirtiendo los tres círculos concéntricos que Platón describe, en las marismas del Guadalquivir de la provincia sevillana de Hinojos.
Los egipcios tenían un lugar sagrado para sus fallecidos, situado en la ciudad de heliópolis, donde afirmaban que el dios que reinó Egipto, Osiris estaba sepultado. Esta sepultura estaba al oeste de la ciudad. También el valle de los reyes, donde todos los faraones fueron sepultados, está al oeste del Nilo. Siempre Egipto, como cultura solar, miró hacia el oeste, como lugar para la sepultura. Curiosamente, osiris significa Ojo sagrado, el Iris sagrado. Igual que el Ti. Por tanto, la sepultura de osiris, era el Atlantis. El dios celestial, que fallece y resucita al alba, igual que el sol, e igual que Osiris, y que Jesús, quien resucitó al tercer día al alba, y fue crucificado al atardecer. Nos hace crear una referencia, el ideal de un dios rey, o rey sagrado, que muere y resucita , para dar la vida al hombre.
Es este el corazón del Grial, y del rey artúrico. Pero también era el corazón de la india, con el rey llamado Bisma, quien para la alegría de su padre, renunció a su corona, cediéndola al hijo que nacería de la segunda esposa de su padre, ya que su madre falleció, y se convirtió en diosa.
Bisma fue considerado el rey sin corona, y respetado como tal por todos los reyes del mundo, tanto por su benebolencia, como por su sabiduría. Término muy usado en la corriente griálica. El Rey sin corona.
Pero esta mujer que daría a luz a los reyes con corona, la segunda esposa del rey, era hija de un extraño hombre, al que llamaban en la india “El rey pescador”, título recogido en el rito griálico, como el poseedor del santo Grial.
Vemos así, que la india bebió del ideal bereber, del ideal de la Atlántida, con las descendencias de reyes sagrados, y que este origen tal vez fue, el que los poetas medievales advirtieron, para tomar los títulos indúes, para narrar sus obras literarias griálicas, que coincidían también con las palabras de Jesús, quien era un rey sin corona, como Bisma, que era un rey pescador, según las palabras usadas a San Pedro, y que era un rey sagrado que muere y resucita, como el Ti bereber, o el Osiris, también ojo sagrado, egipcio.
Los templarios tenían que estar viendo, que el origen del todo se hallaba en los orígenes bereberes.
Por tanto, podemos pensar que Atón, como idealización divina de un hombre de cultura bereber o íbera, como demuestra su ADN, pudo proceder de la mezcla de la cultura bereber y egipcia. On, era el término egipcio para sol o luz. AT, tal vez venga del término bereber Antal n Ti, Atlantis, recordado en Egipto, como una gran civilización pasada y milenaria para ellos. Pero recordando que era el lugar de la puesta del sol, hora a la que el faraón le rezaba al sol, como también al alba. Por tanto, el sol del ocaso benerado por bereberes y íberos, así como por los ibero-mauritanos que llevaron la cultura solar por todo el mediterráneo y la india, se apoderó de Egipto, bajo el nombre de Atón, At, como ocaso, y On como sol. Atón, es el sol del ocaso, o el sol preparado para su sepultura, como representaban en Egipto al dios Ptah, el Verbo creador de todos los dioses, nombre y idealización, que también convergen con el sol del ocaso del Tit bereber. Sin olvidar que el dios Ptah, era la principal divinidad del primer faraón egipcio, Narmer, y la causa de la escuela que unificaría todos los ritos egipcios, llamada Perj ank, Casa de la Vida. A recordar que Vida en sumerio era Ti. Por tanto en sumerio esto fue llamado Shin-Ti. La casa de Ti. De donde según el mito sumerio, los dioses crearon a Adán y a Eva.
Pero había algo, un lugar secreto, en el pasado, que hoy día nos puede exclarecer muchos mitos. Este lugar está en libia. Las extrañas pinturas rupestres de Tassili, que no solamente sirven de prueba para demostrar el tiempo selvático del Sáhara, o para advertir orígenes culturales de todo el Mediterráneo. Si no para leer unos extraños sucesos, los cuáles dominan todas las historias sagradas del mundo.
La convivencia del hombre prehistórico del 5,000 a.C., con seres que bajaban del cielo en carros de fuego.
El carro de Elías, la torre de fuego y humo del éxodo hebreo, son pruebas ovnis de la biblia, pero también las llamadas Bimas indúes, que eran como aviones pequeños que hacían volar a los héroes de la india, son pruebas de lo mismo. Sumer es la cultura que más nos habla de estas historias, confirmando que sus dioses eran extraterrestres, y que tenían pájaros de metal y fuego, y lugares de aterrizaje.
La biblia nos dice que los hijos del cielo vieron que las hijas del hombre eran bellas, y del cielo bajaron para secuestrarlas y tomarlas, naciendo de ellas los gigantes y héroes de la antigüedad.
En Tassili hay una pintura rupestre, del sexto milenio antes de cristo, que recoge a un ser con alcafandra, como un astronauta, el cuál tiene presa a tres mujeres que las dirige hacia un lugar circular, tal vez la nave, y que después estas mismas vuelven en cinta. Los nacidos de estas uniones, como la bella Helena de Troya, eran considerados semidioses y reyes divinos.
¿Está aquí el origen de la dinastía de los nacidos de vientre virgen, tan reiterados por los mitos religiosos, como Jesús, Horus, Samson, Helena o Radeya?.
Curisamente el esqueleto de la princesa bereber, Tihinan, que está en el museo del Bardo, en Argelia, es de más de dos metros.
Tal vez existieron los gigantes y los titanes que son mencionados por los griegos y romanos. El propio Goliat bíblico, también era un gigante de la familia de los Rafaelitas. Advirtiéndose así que también los gigantes tenían una genealogía cuidada.
¿Atlántida y extraterrestres en el mito medieval del Grial?. ¿Qué puede haber de verdad en todo esto, que ahora se nos presenta como una fábula, cuando al principio, el mito griálico se presentó como un movimiento religioso y político medieval y cristiano?.
¿Se basaron las cruzadas, usadas para el resurgir de la iglesia de Jerusalén, en mitos fantásticos de arenas movedizas, y hace que todo sea una falacia?.
PARTE 2 PREGUNTEMOS A LA CIENCIA SOBRE LOS MITOS
Para discernir todo esto, debemos ahora de dirigirnos a la ciencia, que es la única que nos puede trazar una senda que todos consideremos real y creíble. ¿Hasta dónde el milagro es ciencia, por cuanto real, y no obedece a la imaginación de los temores existenciales del hombre, sobre la muerte y padecimiento de la vida?.
El primer de los misterios que se estudiará, será el de los gigantes. Aquellos que nacieron por la unión de las mujeres con los hijos del cielo. Nombre extraño éste, que la Biblia da, para los que del cielo bajaron, pues por la cultura sumeria eran hijos del dios Anú, traducido por cielo, el nombre Anú, y en Grecia, todos los titanes eran hijos de Gea y de Urano. De la tierra, Gea, y del cielo, Urano. Nombre el de este titán primigenio, Urano, que no podemos de dejar de relacionarlo con la ciudad caldea y sumeria de Abraham, Ur. Haciendo que Urano, sea el Anú de Ur, el cielo de Ur sumerio. Ur-anú, daría Urano.
Parece que todos los mitos antiguos que nos hablan de gigantes, comparten la misma visión, los nacidos por la unión del cielo y la tierra. La ciencia hoy día, nos dice que el gigantismo es un problema de la glándula del crecimiento, llamada Hipófisis. Pero..., ¿hombres que bajaban del cielo para violar a las mujeres?
¿Ovnis, extraterrestres y dioses físicos, con alta tecnología, llegados desde las estrellas?.
Uno de los hechos más afamados y acuciantes de este misterio, es el ofrecido por los dogones de Mali. Tribu indígena, del país africano, quienes afirmaron en el siglo IXX, a un periodista francés, que deseaba escribir un artículo de antropología, de las tribus africanas, que sus dioses procedían de la estrella Sirio, la cuál tenía tres luceros, no uno como se observa desde el firmamento, y también al periodista le dieron datos exactos sobre los movimientos celestes de los tres cuerpos estelares de sirio, y de sus recorridos geométricos y temporales.
Hasta mediados el siglo XX, la nasa con sus grandes telescopios, no advirtió el tercer lucero que los dogones indígenas de Mali, afirmaban. Curiosamente, ellos narraron a aquel periodista parisino, que el contacto con aquellos seres que procedían de Sirio, aconteció en el año 1.100 de nuestra era. La era de las cruzadas.
Egipto, Etiopía, y muchas culturas hablan de Sirio y de Orión, como los lugares estelares de donde procedían sus dioses.
Hasta el siglo XX, hablar de extraterrestres era un mito de ciencia ficción. Hoy día, que el hombre ha llegado a la luna, domina los secretos de la física cuántica del universo, ansía llegar a Marte, y sueña con una conquista planetaria, a partir del descubrimiento de planetas celestes como el nuestro, hallados en el año 2010, la idea de la convivencia extraterrestre se nos presenta hoy día, como algo más creíble que en antaño. ¿Pero... qué interés podrían tener estos que de otros planetas llegaban, con las mujeres del hombre?, ¿por qué dicen los mitos que el hombre fue creado por uno de estos dioses, contradiciendo la regla de la evolución de Darwin, tan aceptada y respaldada por la ciencia?.
Volviendo a la razón que marca la ciencia, debemos ahora de asentar unas bases de la consciencia del tiempo de vida en la tierra. El cuál es centenares de veces mayor que la consciencia temporal que la historia nos tiene acostumbrados a retener en nuestra mente.
La historia nos narra los acontecimientos surgidos desde Sumer, al tiempo presente. O sea, desde el 3.000 a.C., hasta hoy día.
Pero la historia planetaria de la antropología y la historia de la biología planetaria, nos traza unos parámetros tan enormes, que la consciencia histórica queda en un mero olvido.
El mundo existe desde hace ya millones de años.
La última extinción de vida, a gran escala, se saber que aconteció hace cincuenta millones de años, con la extinción de los dinosaurios.
El hombre surgido como especie en evolución, del mono, existe desde hace más de dos millones de años. Pasando por varias etapas, el hombre actual, el Sapiens sapiens, existe desde el 200.000 A.C. Con su misma morfología, tanto física como craneal y cerebral.
Teniendo este cuadro presente, ahora nos dirigimos a los escritos ancestrales de las culturas del hombre. Culturas que son del tres mil antes de Cristo, y del ocho mil, como es la bereber o la indú.
Estas culturas nos narran una idea sobre la estructura del tiempo histórico, no contemplada por la historia actual. Y es la idea de las eras del hombre. Los mayas, los griegos, los incas, los indúes, los hopis de norte américa, los egipcios y los sumerios, nos narran la historia de la humanidad, a través de periplos temporales, que inician su existencia y finalizan, como si fueran seres vivos, tanto con su nacimiento y muerte, como con sus características de vida, las cuáles se implantan en la realidad que rodea al hombre que vive en dicha era.
Los indúes nos hablan de la era de kali, iniciada en el tercer milenio antes de Cristo, y que finaliza en el 2012 de nuestra era, siendo característica fundamental en esta era, la presencia del espíritu de la diosa indú KALI, diosa de la guerra. Realmente, la historia del hombre, desde el tercer milenio antes de nuestra era, hasta ahora, está bañada en guerras, conquistas e imperios.
También la cultura maya, nos habla de la misma era, y de las mismas fechas, tanto de inicio, como de final.
El misterio surge, cuando contemplamos la historia oficial, la cuál también inicia sus pasos en el tercer milenio, milenio en que surgieron sumer, Egipto, incas, accadios... Antes a estas épocas, el hombre, para la historia, era un ser prehistórico, de comportamientos salvajes, con vida nómada.
Yo me pregunto:
Si el hombre actual, inició sus pasos civilizadores en el 3,000 a.C., y en nuestros días, o sea, en 5,000 años, ha llegado a conquistar la luna, ver el universo, conocer la genética y la física cuántica..., desde una cabaña con techo de paja, que era la vivienda sumeria, del tercer milenio, ¿cómo el mismo ser, con las mismas capacidades físicas y psíquicas, no hizo nada en 197,000 años de existencia?. A recordar, que el Sapiens sapiens, el hombre actual, existe en la faz de la tierra, desde el 200,000 a.C.
Si en cinco mil años, hemos hecho esto, alguna civilización humana, que iniciara sus pasos prehistóricos de Sumer y Egipto, en el 200,000 a.C., hoy día en comparación nuestra, habría conquistado nuestra galaxia. Tendría cuarenta veces más, a lo que hoy nosotros como civilización hemos alcanzado. Pues son las veces que cabría en su existencia, los cinco mil años de la nuestra.
También uno se pregunta, ¿si del mono, el hombre desciende, por evolución natural, pudo descender alguna especie inteligente y bípeda, de los dinosaurios, hace cincuenta millones de años?. En comparación al mono, los dinosaurios sufrieron el peligro de la extinción, no pudo esto afectarles para una evolución, tanto o más, que las posibles circunstancias climáticas que afectaron al mono, para evolucionar hasta el hombre actual?. Si diéramos riendas sueltas a nuestra lógica, la civilización surgida del dinosaurio, habría ido más allá de los confines de nuestro limitado universo, con cincuenta millones de años de existencia.
Por tanto, a sabiendas que si el hombre actual desaparece, todo lo hecho por él, sus ciudades y fábricas, toda nuestra huella de existencia, sería tragada por la naturaleza, en tan solo cincuenta años, borrando nuestra existencia de más de 5,000 años, ¿por qué no pensar en civilizaciones pasadas, de eras temporales, anteriores a la nuestra, como indican los mitos, y que ahora no podemos alcanzar restos alguno, de su existencia, como tampoco si la nuestra llegara a su fin, se podrían rescatar?.
En esta visión temporal, tanto de la humana, con sus 200,000 años de historia, como de la no humana, surgida del dinosaurio, con más de 50 millones de años, podemos contemplar de forma más severa, una realidad que se repite en los mitos del pasado, la era dorada de los titanes, en la que los hombres convivieron, la era plateada de la Atlántida, y de los héroes, o la presencia de hombres que por ser iguales al actual, en fisionomía, bajan de los cielos, para yacer con las mujeres, o de dioses que bajan de los cielos, como indican China, India, sudamérica y sumeria, con forma de reptiles y dragones. Como lejanos descendientes de los dinosaurios.
Y todo esto, desde un prisma muy simplista. Ver a este planeta, como único en todo el universo de generar vida o evoluciones. Si esta misma estructura se contemplara para todo el universo, y posibles estrellas que pudieran generar vida como en el planeta tierra, sería la porción estadística de realidad para estos mitos, casi del 99%.
La ciencia nos habla de una pista, sobre la evolución del dinosaurio. Sí, digo bien, del dinosaurio. Hace 50 millones de años. Tal vez no se extinguieron.
Y es ahora, cuando nos adentramos en las raíces más profundas del Grial, de la Religión, del misterio y de la existencia.
PARTE 3 EL CEREBRO DEL HOMBRE. EL ALMA.
Paul MacLean, médico norteamericano y neruocientífico quien falleció el 26 -12 – 2007, es el autor de la teoría evolutiva del cerebro triple. Paul MacLean propone que el cerebro humano fue en realidad tres cerebros unidos por la evolución. El reptiliano, el sistema límbico y la neocorteza.
El cerebro reptil regula los elementos básicos de supervivencia, siendo compulsivo y estereotipado.
El cerebro paleomamífero, del sistema límbico, es el causante de añadir la experiencia actual y reciente a los instintos básicos del cerebro reptil. Osea, el sistema límbico permite inter-actuar con los elementos del mundo exterior, a los impulsos básicos procedentes del cerebro reptil. Por ejemplo, la adulación y la atracción sexual, con el genero opuesto.
El cerebro neomamífero, o la neocorteza, regula las emociones de las percepciones e interpretaciones del mundo inmediato. Por ejemplo el amor. Siendo éste la idealización del ser humano, ya que el resto de animales, al no tener la neocorteza, no adquieren esta capacidad en los sentimientos.
Esta es la teoría del neurocientífico Paul mclean. Hoy día, aún respetada.
Por tanto, si la parte más pequeña de nuestro cerebro, que pega al tallo cerebral, es una herencia reptil, y se halla en todos los animales, podemos advertir que los dinosaurios tal vez no se extinguieran de forma tan radical. Y que pudieran haber evolucionado como nosotros, o tal vez, nuestro cerebro reptiliano, sea una prueba de un cierto parentesco con ellos, y su evolución somos nosotros. Aunque esto parezca un disparate, es posible.
¿Pudieron existir dioses espaciales, con forma reptil, que bajaran a nuestro planeta, para dominarlo, e incluso, crearnos?.
Si el dinosaurio evolucionó hacia una entidad bípeda y sapiens sapiens, como nosotros, tal vez esto que los mitos sumerios, indios y chinos narran, fueran veraces. Y si lo son, según podemos leer en ellos, este ejercicio evolutivo de especies, tuvo que acontecer en el 200.000 a.C., que es la fecha en la que apareció el sapiens sapiens, en la faz de la tierra, con su idealizado “Eslabón perdido”, que lo deshereda del cromagnón, y de las razas prehistóricas homínidas.
Surgiendo un bastión para la teoría creacionista reptiloide, que proponen las culturas ancestrales. ¿Está en nuestro cerebro la prueba científica de los dogmas religiosos, que las culturas ancestrales, como fuentes culturales e inspiradores, a las actuales religiones, proponen?.
Hemos estado viendo, que los saberes y las consciencias de las culturas, parecen que proceden de tiempos más remotos que los narrados por la historia. Y según estos mitos, y la visión a-temporal de la existencia humana, y de la vida en la tierra, está la historia fragmentada en eras, donde el hombre en cada una de ellas, había alcanzado cotas de sabiduría y desarrollo mucho más notorias, que las narradas por las historias del hombre primitivo. O que convivió con civilizaciones de desarrollos científicos y tecnológicos, tan avanzados, que fueron divinizados.
Pero surge ahora una paradoja dogmática, que hasta ahora, ninguna religión ni teólogo ha solventado.
Si dios es omnipresente, es un no creado, ¿cómo necesita medios tecnológicos y físicos para sus fines, o porqué tiene comportamientos humanos?.
Ejemplos al respecto de la ausencia de característica etérica o espiritual del dios de las religiones, no faltan. Un carro de fuego, para ascender a los cielos a Elías, la presencia de profetas o enviados físicos y corpóreos, al hombre, para recordar, enseñar o hablar de la presencia del que nadie ve, o actos envidiosos y egocéntricos, como ordenar un diluvio, donde todo el mundo muere, porque nadie adora al dios, son algunos ejemplos de poca espiritualidad, y de contradicciones en las características etércias o celestiales de la entidad divina.
¿Qué ocurrió en todo esto?.
La respuesta a esta paradoja, la podemos conformar en rededor de los versos del poeta persa, Rumi. “Cuando muera, volaré con los ángeles, y cuando muera para los ángeles, lo que seré no podéis ni imaginároslo.”
los versos de este poema mistérico, son inspiradores para nuestro trabajo, porque proceden de un poeta persa, siendo persia un imperio que conquistó toda la basta extensión de la antigua Sumeria, y vivió de sus culturas. Por tanto, se puede leer en estos versos, que en la cultura persa, así que en la sumeria y en la babilónica, los dioses eran una parte de la creación, pero que había realidades divinas más allá de su presencia. No eran el final de toda existencia, como la religión monoteísta actual nos enseña.
Los griegos también tenían este ideal, al afirmar que los dioses temían a las parcas, las hermanas que dominaban la muerte, y a los hados del destino, los cuáles se hallaban por encima de los dioses, quienes éstos eran lectores y esclavos de sus designios.
También en los textos sumerios, advertimos este ideal, cuando el dios Marduk pregunta a un astrólogo cuándo llegará su tiempo para reinar, pues haga lo que haga, sus acciones serán en balde, para tomar el trono, que ostentaba su tío Enlil, hasta que no llegase su tiempo.
Enlil se hacía fuerte en su trono, sabiendo ésto. Pero también temía el final de su tiempo, que significaba el principio del reinado de su sobrino.
También igual lectura hacían los griegos con la profecía de los titanes, que un hijo nacerá para destronar al padre. Así sucedió con Cronos, que destronó a Urano, y nuevamente sucedió con Zeus, que destronó al titán Cronos. Todos estos actos, profetizados por los hados del destino.
Pero el poeta nos habla de una realidad acuciante en todas las religiones, la existencia de vida tras la muerte. Hablar de esto, es hablar del Alma y del Espíritu.
En Egipto el culto a la muerte era dominante en toda su existencia, llegando a un perfeccionamiento fúnebre no alcanzado por ninguna otra cultura, con la momificación, arte bereber, previo al nacimiento de Egipto, y las edificaciones fúnebres según orientaciones astrales, por ejemplo las pirámides de Giza, están construidas según la constelación de Orión y Sirio.
¿Puede la ciencia vislumbrar algo sobre una existencia de vida, tras la muerte del cuerpo, como las religiones del mundo entero, nos informan?. ¿Existe el espíritu o el alma?.
Los estudios más asombrosos sobre este parecer, los hallamos en la india, y en el gnosticismo precristiano, que tanto tuvo que ver, con el mito griálico y la iglesia de Jerusalén, con los primeros cristianos, quienes identificaban al Cristo como una entidad etérica, que se había adentrado en el cuerpo de Jesús.
Es el doctor catalán Joaquín Fuster, neurocientífico, quien nos pone en la senda científica de la existencia del alma del individuo.
Su teoría se basa en afirmar que los conocimientos adquiridos por el hombre, a lo largo de su vida, a la vez de sus recuerdos, o sea, todos los datos cerebrales que conforman la identidad del individuo, no están almacenados en las neuronas cerebrales. Es más, en ellas, no hay nada almacenado. Ningún recuerdo, ningún dato. Son meras transmisores de sinapsis o golpes eléctricos entre ellas.
Esta energía surgida por las millones de sinapsis que acontecen constantemente en nuestro cerebro, es retenida en nuestra cabeza, como una gran red energética llamada manto cerebral, que rodea al cerebro.
Es en este manto energético, donde se guardan realmente toda nuestra consciencia. Es por esto, por lo que el enfermo de alzeimer, que sufre la muerte de sus neuronas, no consigue recordar ni reconocer el presente, porque no hay sinapsis que genere la información en el manto cerebral, pero sí recuerda a la perfección, como en momento presente, su niñez, dato que se halla en su cabeza. Todo los científicos se preguntaban, que si el dato estaba en la neurona, ¿por qué seguía en el recuerdo del paciente de alzeimer, que tiene su neurona muerta?. La respuesta la da el neurocientífico Joaquín Fuster, con su teoría del manto cerebral.
Y claro, si nuestra identidad, neustra alma, es este manto cerebral, que la ciencia nos presenta ahora, debemos de realizar una siguiente cuestión a la ciencia.
¿Qué ocurre con esta energía, cuando el cuerpo fallece?, porque hemos visto con el alzeimer, que aunque las neuronas fallezcan, la energía, o sea, los recuerdos y la identidad del ser, no desaparecen.
La física nos dice que la energía ni se crea, ni se destruye. Solamente se transforma. O sea, si nuestra identidad es un campo energético, donde se guardan todos nuestros recuerdos, podemos afirmar, según la ley física, que el manto cerebral o alma para la religión es imperecedera. Si es así, ¿qué ocurrirá con esta energía, que es la identidad del ser individual, cuando el cuerpo fallece?.
Según los cultos religiosos del hombre, tras la muerte acontece algo, que se repite en todos ellos. Una existencia la cuál en un principio, está dominada por unas pruebas o periplos.
El libro de los muertos de Egipto, nos habla de once puertas que el alma ha de pasar, hasta llegar al reino de Ra. Al igual que el libro de las puertas, usado por la dinastía 18 y 19 de Egipto, dominada por la presencia de Akenatón, el faraón con adn cantábrico, y su recuerdo. Por lo que podemos afirmar, que el libro de las puertas fúnebre, y el de los muertos, pudo ser de origen bereber, ibero-mauritano, o atlante. Que vendría a ser lo mismo, si entendemos por atlantis, como la región occidental, por donde el sol se oculta.
La idea que propone el poema persa de Rumi, de una muerte física, y una posterior muerte angelical, para alcanzar así una vida inimaginable, se puede unir de forma fácil, con el ideal indú y búdico del Nirvana. La gran iluminación.
Y es aquí donde nos adentramos en el mundo de la física cuántica y la afamada Teoría m de las cuerdas.
La teoría que se exige explicar toda la creación, tanto de lo pequeño como de lo grande, en una única visión y fórmula matemática.
De ella se extrae que hay realidades paralelas en nuestro universo, exactamente once. Las mismas puertas que el fallecido debía de pasar, en el libro egipcio de los muertos y de las puertas.
¿Nos estará identificando el libro de los muertos, una realidad de física cuántica, de lo que le ocurre al alma del fallecido?.
Responder a este parecer, es una temeridad en los abances en los que la ciencia hoy se halla.
Pero afirmar que lo llamado Alma es energía, no lo es. Afirmar que la energía se expande por canales de su misma naturaleza. Tampoco lo es. Y afirmar que la teoría de las cuerdas se corresponde con una visión energética de todo el universo, y que son estas cuerdas de energía, las causantes de toda la creación, tampoco es una temeridad.
Y que en nuestro universo hay realidades paralelas, en nuestro mismo lugar y tiempo, tampoco ya es nuevo. Esta consciencia científica la tenemos desde Einstein.
Pero... lo que sí es nuevo, es el estudio sobre las energías de la gravedad.
Una energía de comportamientos tan extraños, que si caigo desde un rascacielo tiene la fuerza suficiente, no solo para devolverme a la tierra, si no que lo hace con una virulencia que mi cuerpo no puede ser salvado, llevándolo a la muerte porque rebienta el cuerpo con el porrazo. Pero que diariamente vencemos a esta fuerza, andando, o levantándonos de la cama.
¿Cómo algo que venzo diariamente, me puede matar?. ¿Es fuerte la gravedad para algunas cosas, y tan dévil para otras?.
Su comprendimiento exacto aún no se ha alcanzado. Desde los días de Leonardo Da Vinci, el hombre se pregunta por la gravedad. Newton consiguió cuantificarla. Pero Einstein consiguió advertir una nueva realidad sobre ella, y la teoría de las cuerdas nos ofrece un dato esclarecedor.
La fuerza de la gravedad es muy fuerte, tanto como para mover planetas enteros, en rededor del sol. Pero su gran fuerza, cuando no es necesaria, por así decirlo, pasa a otro universo paralelo. Y es cuando no notamos esta atracción tan grande, que atrapa a planetas enteros.
O sea, através de la teoría de las cuerdas, vemos que el universo está unido en un solo cuerpo de vibración energética, y que la gravedad viaja de una realidad a otra, de nuestro mismo universo. Por tanto, ¿puede ocurrir esto con la energía de nuestro manto cerebral?, ¿acaso está adherida a nuestro cerebro, por una especie de gravedad, mientras vivimos, y después, tras fallecer, esta gravedad no ejerce fuerza alguna sobre este manto, y permite su salida del cuerpo?.
Si es una energía gravitatoria, la de este manto cerebral, y eléctrica, como lo es la gravedad, podríamos ver como lógico el viaje a realidades paralelas o universos paralelos, como la gravedad hace a través de las cuerdas de nuestro universo.
Y claro, el mito nos habla de once puertas, hasta llegar a la iluminación, el Nirvana. Y la teoría de cuerdas nos habla de once universos paralelos. La conclusión puede ser personal y fácil de hacer.
¿Existe el Nirvana o Reino de los cielos?.
Krishna, en el 3.102 a.C., afirmó a la india, “Soy el señor de los millones de universos”. Hasta el siglo XX, creíamos que nuestro universo era ilimitado y único. Ahora, con la física cuántica, y Stefan Hawkin, se afirma que nuestro universo está en expansión, siendo limitado, y existe en un gran espacio energético, donde hay millones de universos, tanto en formación, existencia y destrucción, constante.
PARTE 4.
¿Qué ocurrió, según los mitos, para que lo etérico y espiritual, quedara atado al recuerdo de los dioses físicos y extraterrestres?.
Podemos leer en el poema de Atrahasis, la creación del hombre a manos de los dioses reptiles que bajaron de los cielos, en el 200.000 a.C. Llamados Anunakis. Los que del cielo bajaron a la tierra. El poema nos narra una extraña historia, considerada mito, ficción, pero que la ciencia puede volver a ser un aliado inestimable, para extraer una visión más comprensible de los hechos narrados.
El poema dice que los dioses realizaban trabajos arduos y duros, para dominar la naturaleza libre que existía en el planeta. Estos arduos trabajos, según otros textos pudieron ser la extracción de oro, de las minas que hallaban, ya que era la causa principal que les trajeron al planeta.
Un día, 3,600 años después de su llegada, los dioses cansados de la dureza del trabajo, quemaron sus herramientas y se pusieron ante la puerta del dios Enlil, quien gobernaba la tierra, tras haberse enfrentado a su hermano Enki.
Dice el texto que Enlil con la revuelta, convoca a los grandes dioses, a su padre Anú, dios del cielo, y a su hermano Enki, el dios sabio de las aguas dulces. Reino al que fue retirado por Enlil, tras vencerlo apoderándose así del dominio de la tierra, que antes Enki tenía.
Lo extraño, y pocas veces narrado, es lo que aconteció en mitad de esta protesta, entre los dioses.
Enki, el dios sabio de las aguas dulces, dijo:
- “¡Belit-ili la diosa madre (diosa matriz o diosa de utero) está presente,
- Dejad a la diosa madre crear al descendiente,
- y dejad al hombre llevar la carga de los dioses!”
Esta diosa sería llamada también Nin-Ti, Dama de la vida, y sería la esposa de Enki, el señor de la tierra, y el dios sabio de las aguas dulces. Pero, es lo siguiente que narra el poema sumerio, lo poco trascendido a los estudios, y lo que se convierte para nuestra investigación, en un punto de inflexión que unifica toda la visión mítica de la religión y del Santo Grial. Lo etérico y lo genealógico.
Los dioses que otorgaron la solución al problema del duro trabajo, creando al hombre, para esclavizarlo, realizaron su labor a partir de un extraño hecho. Los dioses menores que se quejaron por el duro trabajo, debían de escoger a uno de ellos, para ser sacrificado, y con su carne y sangre, mezclados con barro, Enki y Nin-Ti, llamada en el poema Belit ili, crearían al hombre.
Fue un dios sabio menor, llamado Geshtu-E, quien es sacrificado, para a partir de su cuerpo y sangre, crear al hombre. ¿Pudo ser este acontecimiento, lo que generó el llamado “Eslabón perdido”.?
La historia de este dios menor, de nombre Geshtu-E, poco conocido, puede bien ser tomada como la causa principal del credo griálico, y de toda religión espiritual y etérica.
Sobran las comparaciones teológicas con Jesús y otros dioses salvadores, a través de su muerte, y del sol que nace y muere, derramando su sangre roja, en el firmamento. Como si fuera una señal divina para el hombre, de su verdadera procedencia. De su verdadero padre.
Pues según este mito, todos los hombres proceden de la sangre y carne de este dios sacrificado, que derrama su sangre, para crear la vida del hombre, y salvar la vida esclava de los dioses menores.
Jesús en la última cena, cuando repartió el cáliz, que es tomado después como grial, para recoger su sangre en la crucifixión, afirma que el pan es su cuerpo, y el vino su sangre. Que son presentados en la eucaristía griálica. ¿Cuerpo y sangre, pan y vino, como la sangre y carne que los dioses pidieron del dios Geshtu-E, para la creación del hombre?.
El esperimento se realizó según el mito sumerio en un lugar llamado Shin-Ti, Casa de la Vida. El lugar era donde el dios Enki vivía con su esposa Nin-Ti, junto a los abismos acuíferos. Estos abismos acuíferos, probablemente fueran las aguas del Atlántico. Y si esto fue así, y el sol oscurece por estas lindes occidentales, es normal que quedara grabado en la memoria de la raza nueva, los acontecimientos del sacrificio del dios Geshtu-E, y el lugar de los hechos, el Atlántico de la Shin-Ti.
Llegados a tal cuestión, y profundizando en el personaje mítico sumerio llamado Geshtu, raíz de donde puede proceder el nombre de Jesús, hay que preguntarse dos cuestiones íntimas del dios sacrificado. ¿Qué ocurrió con su Alma, su manto cerebral, y qué información genética transmitió al hombre creado, a través de su carne y sangre?.
A esto aún la ciencia responde “No sé”, al menos ahora es legal. Antes se reiría por tal pregunta.
Pero, si nuevamente nos ponemos el disfraz de aventurero científico, y usando la lógica y la razón, unimos ciertos puntos, tal vez consigamos ver un trasfondo mítico, real, y sobre todo, inesperado.
A través de la herencia familiar, los hijos toman rasgos y comportamientos de sus ancestros, no solo de sus padres. Se dice, que la tercera y quinta generación, es la más parecida.
El mito sumerio narra que el dios Enki se encaprichó con dos humanos en especial, llamados Adán y Eva. En Sumer aparecen con el nombre de Adama y Ewa. Pero no se esplica la causa de sus sentimientos. ¿Por qué los trató de tal forma, que consiguieran el estatus de dioses?.
La raza humana, según el mito sumerio, desciende de los genomas de Geshtu-e, ¿pudo aparecer algún humano, que recordara al dios fallecido, por su transmisión genética?.
Pudo ocurrir perfectamente, y sería este hecho una causa razonable, para que los dioses se encariñasen con este humano en especial, por encima de los otros. Era como una encarnación del dios Geshtue.
Pero.. hablamos solo de herencia genética. La cuál modula y forma el cuerpo físico. El cuál, durante la vida, es dirigido por el cerebro. Observándose que tanto cerebro como ADN, mantienen un mismo trabajo funcional, dirigir el cuerpo físico, la materialización energética, como diría un físico cuántico de las cuerdas.
Si el manto cerebral es energía eléctrica cerebral, y las proteínas del ADN, tienen energía programada para la formación del cuerpo, o sea, información, al igual que la energía del manto cerebral. ¿Es posible que ambas energías, a través de la red de las cuerdas, se atrajeran?
Si através de la genética, hallamos una heredad física y fisionómica, a un ancestro, y ésta puede adherir a ciertas cargas energéticas, que pululan por el eter, según afirmaba Carl Yung, con su visión del Registro Akásico. ¿Podríamos estar ante la visión científica de cómo funciona la reencarnación?. Si así fuera, explicaría de forma razonable, no solo el credo oriental de la reencarnación, si no los trabajos meticulosos de geneaologías mantenidos desde antaño, por ciertas casas reales deificadas, como la bíblica Adán y eva, o la faraónica o la Bereber, con su princesa descendiente de los príncipes atlantes.
Por lo que uno ahora debe de preguntarse, ¿A través de la genética familiar, y de conformar un enlace genético lo más parecido al de algún fallecido, podemos atraer así al manto cerebral del fallecido, por equidades energéticas o de información de recuerdos, para una perfecta y controlada reencarnación?.
Si así fuera, se entenderían los tratados genealogicos sagrados, y las dispares repeticiones de presencias divinas, que pululan por todas las culturas, de dioses con cuerpo de hombre con un mismo mensaje y unos mismos hechos. Lao Tze, Jesús, Sócrates, Horus, Krishna, Quetzacoalt, y un largo etc.
¿Fueron éstos los puntos álgidos, de herencias genéticas, que captaron el manto cerebral del dios sacrificado Geshtu-E, que sería lo que los gnósticos llaman la presencia Crística, y el genoma heredado por toda la humanidad del sacrificio de este dios, para la creación del hombre, lo que Paulo de Tarso llama el Cristo interior?.
Si fuera así, entendemos el mito del Grial, desde una trascedencia familiar, genealógica, por cuanto física, y como una trascendencia divina y etércia, que trasciende la existencia terrenal, a la del espíritu, como captaciones de la energía cerebral o alma del dios fallecido.
Y de este recuerdo o búsqueda sagrada milenaria, de toda la humanidad, surge el sacrificio del dios, y el acto sagrado de la eucaristía, de recoger su sangre en el cáliz dador de vida. Pues hay que recordar que no es la eucaristía un hecho cristiano, si no milenario. Abraham tomó la eucaristía a manos del extraño personaje llamado melkisedec, tal vez una visión del dios Gestu-E, en los ritos de Isis y Osiris, o en los ritos griegos de eleusis, el pan y el vino eucarístico eran centros de ceremonias secretas y espirituales.
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